viernes, 5 de agosto de 2011

Fui a ver al escritor X y hablamos de su escritura. Le dije que en sus poemas sobran palabras. Me dijo que la poesía se hace de palabras. Le dije que Rimbaud había muerto. Se rió. Le dije que su poesía me hace bien, que sus textos vienen de la tradición chilena. Que sus poemas conjuran mi tristeza. Vos y tus cosas, me dijo. Le hablé de las cartas de Neruda. Hablamos de lo aburrido que deben ser los encuentros de escritores. Nos fuimos a jugar a la pelota. Volvimos hablando de las similitudes entre poesía y fútbol. Le dije que los críticos literarios son iguales a los que nunca jugaron a la pelota. Hablamos de los poemas breves. Le dije que saber rematar bien esos poemas es lo mismo que saber definir en el área chica. Le dije que venía mal con mis últimos poemas. Que sentía que me estaba robando mucho. Hablamos de la literatura del yo y nos reímos. Le dije que el próximo año, quiero publicar un librito de poemas y que cuando ando triste-triste, leo a un poeta chileno y me levanta el ánimo. Es que son habladores-le dije.