jueves, 3 de junio de 2010

Presentación

Anoche pude ser feliz. Pude salir de mi encierro y disfrutar mucho leer mis poemas en voz alta. Hace mucho que no lo hacía. Hace mucho que no salía al exterior. En fin, agradezco infinitamente a todos los que me acompañaron y vuelvo a expresar lo que dije en la presentación: mi más enérgico repudio a la censura por parte del gobierno de Peralta al stand del FUT-PARTIDO OBRERO en la Feria Provincial del Libro y por la libertad de los 3 presos políticos de Las Heras.

El texto que os dejo es del poeta Víctor Redondo, con quien tuve el honor de presentar mis Plegarias del humo.



Si toda la luz / tuviera en su luz / la luz / nos enceguecería.
Ese secreto sin secreto / esta llama sin llama que es pensar / este secreto que abrimos cerrándonos / que cerramos abriéndonos / es y no es / el pequeño hechizo que los hombres y mujeres que queremos vivir nos regalamos antes de la muerte.

Para que una sociedad, una civilización dé a la luz a un Jorge Curinao, hicieron falta siglos de lucha contra la sombra, contra el mal, contra el naufragio.

Jorge Curinao es una demostración del triunfo de la vida contra la barbarie. “Nunca supimos que era la última noche” dice Curinao. Él se refiere, en el poema, a la noche de los amantes. Nosotros lectores podemos leer, en todo nuestro derecho, o equivocados, que se refiere a la desilusión suprema a la que nos está conduciendo este capitalismo putrefacto.

No importa quién tiene razón, porque la razón no importa. Se enfrentan la oscuridad y la luz. La oscuridad es la muerte del pueblo y la luz es que los explotados se levantan y triunfan. Y para triunfar necesitamos poetas. Y la noche de los poetas es otra noche. No la noche de la masacre de los asesinos. Nuestra noche, la noche de Curinao, es la noche resplandeciente del amor y de las lunas encendidas en el silencio aullido de los cuerpos que se aman.

Los pueblos que triunfan tienen poetas como Jorge Curinao.


Víctor Redondo