miércoles, 29 de julio de 2009

OFRENDA

Un rumor de pasos perdidos,
sólo voces reunidas en la lluvia,
un vaso vacío, mi cadáver.

domingo, 26 de julio de 2009

Sólo deseo evitar las grandes palabras
las que destruyen la inocencia.

El olvido no me dejará mentir.

jueves, 23 de julio de 2009

SEÑALES DE HUMO

Quien cruza esta plaza
espera versos que jamás llegarán.

Por eso San Martín señala el horizonte.

miércoles, 22 de julio de 2009

Cuando nos perdimos
yo también fui otro.

martes, 21 de julio de 2009

Hacia arriba o hacia abajo existe el vacío:
galería oscura de rostros incandescentes.

O miradas que se perdieron para siempre.

sábado, 18 de julio de 2009

CONSTRUIR A TRAVÉS DEL DISENSO

La siguiente entrevista fue extraída del suplemento Habladurías del diario La Opinión Austral, en su edición del 18 de julio de 2009. Agradezco al entrevistador y a la entrevistada el permitirme publicarla. Gracias Cachilo!. Gracias Patricia!. Espero que la disfruten como yo al leerla!

Patricia Vega se recibió de profesora de Letras hace tres años. Cursó la carrera en la UNPA, donde ahora también comienza a ocupar el rol de docente. Siendo pequeña, su pasión por la literatura la llevó a leer obras de autores consagrados. Hoy, reparte el tiempo entre el duro ejercicio de la docencia, el perfeccionamiento y la no menos dura misión de leer, analizar, cuestionar y hasta criticar obras de autores santacruceños.

Un día Patricia se metió en un gran lío al comentar la obra de un escritor local. La experiencia pudo haber sido pasajera y sin mayores consecuencias -de hecho, esa crítica no tenía grandes pretensiones-; sin embargo, se sintió entusiasmada por la inmediata reacción de quienes la leyeron, y eso también trajo nuevas inquietudes.
Patricia pensó entonces que en ese espacio, el debate parecía algo posible. “Ese espacio” es aquel que todavía no figura en los mapas, y si figura, lo que se sabe de su existencia es realmente poco, porque sigue sin ser analizado por quienes tienen en sus manos el poder de la autoridad académica o la opinión calificada.

El campo literario santacruceño para algunos sigue siendo el desierto mismo, en donde no hay nada más que desolación y algunos lugares -pocos- ciertamente interesantes, y que si lo son, recuerdan otros campos, más nutridos que éste. Aquí no parecen existir autores buenos, y si los hay, todos los malos tapan al resto. Parece un ejercicio bastante destructivo, por acción u omisión. Mientras tanto, la identidad fluye por las venas y no entiende cómo todavía nadie la entiende.

Con Patricia Vega no sólo hablamos de bueyes perdidos. En realidad, iniciamos el diálogo conversando sobre su formación académica, de la docencia y de algunas otras cuestiones vinculadas específicamente al Profesorado de Letras.

UN MUNDO DE LETRAS

LOA: ¿Desde cuándo docente?

Patricia Vega: Me gradué como profesora de Letras en el año 2006, aunque en realidad empecé a dar clases mucho antes de recibirme.
Soy docente, y eso es lo que más me gusta ser. Sobre todo, trabajar con adolescentes. Y bueno, también soy lectora desde los cuatro años.

LOA: ¿Cómo es estudiar una carrera como Letras en la UNPA?

PV: Es algo maratónico. Pero tiene la misma dificultad que cualquier carrera universitaria, por el tiempo, el compromiso y la dedicación. No sé cómo será en otras universidades, pero acá tiene como punto fuerte el hecho de que somos pocos. Los alumnos conocemos a los profesores y llega un momento que se genera un clima distinto a lo que puede ser estudiar en la UBA, donde probablemente el profesor que te tome la última materia no va a acordarse nunca de tu nombre. Y muchos que no han vivido esta experiencia, o que no han vivido la de hacer una carrera universitaria, piensan que eso de conocer a los profesores te da ciertas ventajas. Pero no, al contrario, te genera con el otro un compromiso mayor, porque podés establecer una relación de amistad, por un lado, pero por el otro, no deja de ser tu profesor. Esto tiene que ver con profesionalizarte vos y a la vez, no defraudar al otro en la confianza que te da.

LOA: ¿Cómo dirías que se dicta la carrera?

PV: Como todas las que hay en una universidad joven. Seguramente con errores, aunque el noventa por ciento no voluntarios. Hay todavía algunas cátedras desiertas, tenemos profesores viajeros, se está reestructurando constantemente el plan de estudio y los alumnos hemos sufrido ese tipo de cambios en algún momento. Pero en lo que se refiere a las profesoras que dictan la carrera, sin excepción, tienen un grado de profesionalidad excelente. La mayoría de ellas (son mujeres) se han recibido en la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca, algunas en Buenos Aires, otras en Rosario. Tengo que decir que en estos últimos cinco años, se han hecho gestiones importantes para mejorar la carrera. Por ejemplo, se ha logrado que venga a hacerse cargo de una cátedra, históricamente vacía, un profesor que además es doctor en Lingüística, hizo su tesis en Alemania y vino con su esposa a vivir aquí, que también es profesora en Letras. Hace tres años se presupuestaron muchos concursos para el área, entonces, muchas cátedras que históricamente eran unipersonales, como en la que estoy trabajando ahora, cuentan con auxiliares docentes, ayudantes de docentes, que somos los mismos egresados. Entonces, diría que hay mucho interés. Ahora, como profesora de la universidad, me pasa que asisto a las reuniones y veo la preocupación de las docentes para mejorar. Y el nivel es realmente excelente. No lo digo yo, está probado en sus currículums, además, son convocadas constantemente desde otras instancias nacionales, incluso internacionales.

LOA: ¿El buen nivel del plantel de docentes es equiparable con la producción de futuros profesores?

PV: Podríamos discutir horas respecto de qué sería un buen nivel. Y a mí particularmente me parece que una falla terrible que tiene la carrera es el área pedagógica, es como el talón de Aquiles. El conocimiento que adquirís, como alumno que estudia literatura y teoría literaria, es excelente, pero falla en la cuestión pedagógica. Por ahí, se equilibra un poco con esto que podemos practicar antes de terminar la carrera, pero por la necesidad del medio, que no es lo ideal. Pero soy sincera, el noventa y siete por ciento de las cosas que aprendí para dar clases, las aprendí en el ejercicio, no en la universidad.

LOA: ¿Podrías decir que estás conforme con lo que recibiste en la carrera?

PV: Sí, más que conforme. No tanto por lo que enseñaron, que fue mucho, sino porque, y esto lo compartimos todos, te deja la inquietud de que tu formación en realidad nunca termina. Entonces, se generan espacios para que sigas formándote todo el tiempo.

LOA: ¿Cuál era la materia que más interés te despertaba al principio?

PV: En los primeros años, Literatura Griega fue un flash. Pero tiene que ver mucho con la profe, que lograba una dinámica. Hablo de Alicia Atienza, quien además nos acompañaba mucho en nuestro proceso como alumnos, en el centro de estudiantes y demás. Ella sabe mucho, pero también esto tiene que ver con su personalidad. Obviamente que la Literatura Argentina me interesaba, pero por una cuestión de gusto personal, que leo desde siempre. También, a nivel personal y formación, el área de latín. Tengo que decir que al principio no tanto por el idioma, sino porque la profesora que me daba latín fue la que me dio lengua y literatura de primero a quinto año de la secundaria. Tengo un complejo de Edipo severo con esa mujer (Patricia Zapata). Cuando estaba a punto de terminar la carrera comencé a ser ayudante, alumna ad honórem, estuve cuatro años hasta que finalmente pude concursar y actualmente trabajo con ella dando latín. Pero eso tiene que ver con una cuestión de formación personal, mezclada con otras emocionales también. De quererla, admirarla y de alguna manera seguir con su trabajo.

LOA: Para Patricia, haber encontrado un grupo de compañeros, o mejor dicho, de locos por la literatura, fue una de las mejores cosas que le pasó siendo estudiante. Aunque entre uno de los peores momentos, recuerda cuando por primera vez sintió que un grupo de profesores le ponía palos en la rueda. Pensó entonces que se le complicaría ese importante examen, que finalmente pudo aprobar pese a todo.
Luego, el diálogo fue llevándonos a conversar sobre literatura en Santa Cruz. Todo un tema, muchas observaciones y hasta algunas ironías para tenerlas en cuenta.

LITERATURA PATAGONICA

LOA: Estando en la universidad, ¿tuviste contacto con literatura local?

PV: Sí, y la esquivé de taquito. O me paré un minuto para hablar mal de ella en su cara y también a sus espaldas, para luego seguir con la literatura seria, que es la que estudiamos en la universidad. Me pasó que estudié con algunos poetas, como Maritza Kusanovic, Panchi Ocampo, Carlos Pérez.

LOA: ¿Quién de ellos terminó la carrera?

PV: Ninguno, y no es casual.

LOA: Seguramente, por la confrontación de ideas con las estructuras…

PV: Son muy pocos los poetas que además tienen título de profesor, porque además es otra cosa. Pero siempre digo que lo que me salvó la cabeza, y que me permite que ahora pueda leer y ver que hay distintas posibilidades, fueron estos compañeros, que en su momento no tomé en serio, pero que tal como los profesores, me daban clase de literatura argentina o española. Ellos me dieron clases acerca de la literatura de verdad, la que no puede estar escriturada. Siempre se paraban de mano con el profesor que pretendía decir esta es buena literatura. Porque cuestionaban, hacían lo que un alumno universitario de letras por lo general no hace, que es cuestionar ese conocimiento que te están dando. Es eso. Nombraban a poetas que también habían sido antecedentes de determinadas corrientes, pero que no estaban en el canon académico, y las profes a veces tambaleaban, y discutían. Recuerdo que todo el tiempo llevaban la bandera férreamente de ese tipo de literatura regional.

LOA: ¿Y cuáles eran las características de esa literatura?

PV: Y, es la que yo ahora también defiendo, pero que entonces miraba con una postura muy prejuiciosa. Es un tipo de literatura que no se ajusta a moldes, que no tiene un buen decir de la Patagonia. En esa época, pensaba en Patagonia y se venían a la mente grandes próceres de la literatura patagónica o santacruceña, como Flora Rodríguez de Lofredo. Y no me gustaba, pero esa era, y pensaba “estos que ni siquiera saben escribir, que no ponen un acento, que me dicen esto es un poema, pero en realidad es como una prosa que tampoco tiene mucha forma, no puede ser literatura”. Y tiene que ver con un tipo de literatura que busca su propia expresión, su propia identidad. No la identidad del escritor, del poeta, sino la colectiva, que me parece se construye en oposición a esta identidad tradicional, o clásica, de lo que es la “literatura patagónica”. Es como si dijeran: “Si los oficialmente reconocidos, como Héctor Rodolfo Peña, Flora Rodríguez de Lofredo o Ricardo Leydet, escriben así, con métrica o con o sin rima, yo puedo estar más comprometido con lo social, con la actualidad. Voy a escribir de otra manera, porque veo otra Patagonia, que no tiene gente, que solamente tiene ovejas, pioneros y sus mujeres. Cuando en realidad hay conflictos sociales que nos hermanan más con Chaco que con esa imagen mítica de la Santa Cruz dieciochesca”. Creo que ese tipo de literatura es la que defendían. Debo decir que, en gran parte, mis profesoras tampoco consideraban esto. Hace pocos días, me llegó desde Puerto Madryn una encomienda que me mandó Carlos Pérez, todos los ejemplares de los Primos del Marqués (revista sobre literatura creada por autores de Río Gallegos al comenzar el año 2000) y recordaba, mientras abría la encomienda, que un día Carlos me quiso vender la revista, y que se la compré, pero así como la recibí, prácticamente la tiré al tacho. Vi que tenía un par de errores de ortografía y la tiré.

LOA: Sucede que, tal vez por prejuicio, no se ha observado el trabajo de autores jóvenes con una mentalidad distinta…

PV: La situación no se ha modificado todavía. Hay autores muy buenos, pero no escriben como “pioneros”. Pero este tipo de cosas han pasado en la vida de la Literatura Argentina, en toda su historia, ha pasado en Francia y acá. A pesar de que digamos que las pruebas están a la vista, también entiendo ciertas posturas, porque para mí las pruebas estuvieron a la vista recién cuando empecé a hablar con los poetas.
Antes, la producción por sí sola no me decía nada, no me llamaba la atención. Voy a una librería o a la biblioteca de una escuela y me encuentro con estos nombres ya instalados, clásicos tradicionales, y lo nuevo no está. A pesar que hay certámenes y ese tipo de cosas, que pretenden difundir, no me parece que lo estén logrando del todo.

LOA: Más allá de esta falta de valorización, puede que algo nuevo o distinto con respecto a esto esté comenzando…

PV: Sí, y una de las cosas que me resultan más interesantes, como te decía antes, yo hace un año que estoy metida en este tema. Estoy viendo que esta discusión que tenemos ahora se ha planteado en otras provincias y ciudades anteriormente. El caso de Neuquén o Comodoro Rivadavia. La discusión no había llegado acá. Como que había un status quo, así, muy tranquilo y tranquilizador para todos. Como que “no es necesario discutir”, y además “no hay demasiada polémica”. “Sí están los adolescentes que reniegan, pero ¿qué hacen?, ¿qué han publicado?”. El caso no pasaba más allá de eso y todo se mantenía enquistado en un mismo círculo. Y digo enquistado, porque nunca puede ser buena la uniformidad u homogeneidad en un campo artístico. Que hayan voces distintas, disidentes, sean adolescentes o adultos, es algo que tiene que estar y tiene que ser incorporado para el debate, y es ahí cuando entramos a una cuestión cultural, porque no estamos acostumbrados al debate, estamos acostumbrados a un discurso en todo los ámbitos de nuestra vida provincial, a un discurso que es el que baja verticalmente y lo aceptamos o no, pero punto, no existe la posibilidad del debate.

LOA: Y acaso, ¿no es necesario que en los ámbitos académicos se discuta todo esto?

PV: Totalmente necesario.

LOA: ¿Cuán lejos estamos?

PV: Bastante, porque implica romper estructuras y prejuicios. Por ejemplo, para un encuentro en Esquel que se hizo este año, con una amiga que está a punto de recibirse (Maritza Kusanovic), quisimos escribir sobre Hullablanca, acerca de la construcción del lenguaje. En fin, nos dijeron que no, si quieren escribir eso vayan a buscar textos de Girondo o Tuñón. Profesoras que incluso eran de Maritza, que nos decían que no es un libro de literatura, porque no está publicado. No sé si es posible romper ese prejuicio, quizás haya gente más joven, aunque no es una cuestión de edad, pero con una mentalidad que más adelante permita el cambio.

LOA: Venimos hablando de literatura, cuando en realidad no hemos hablado sobre qué es literatura. ¿Existe un concepto actualizado al respecto?

PV: Se actualiza todo el tiempo. Pero digamos que hay grandes referentes de la literatura que esbozan una definición que siempre reconocen como provisoria. Lo cierto es que al margen de esa definición, la gente lee incluso otras cosas que no entrarían dentro de las categorías literarias, pero la leen como literatura. Entonces, la pregunta es ¿a quién o a qué le doy más valor?, ¿a este señor que es importante hoy porque es de la Universidad de Salamanca y dice esto es literatura y esto otro no?, ¿o a tres millones de personas que leen a este otro autor que presuntamente no hace literatura, pero que lo pusieron como literario?, ¿a este señor que casualmente hoy es reconocido y de apellido respetable o referente?, ¿o a millones de personas que leen Harry Potter o Paulo Coelho? Yo creo que actualmente los estudiosos resuelven los problemas diciendo: “Miren señores, literatura es aquello que se percibe como literario en un momento determinado, por una comunidad determinada”. Entonces, eso te deja un panorama amplísimo para analizar. Desde ese punto de vista, los blogs, por ejemplo, sí serían literatura, al menos aquellos que se pretenden literarios. Y también sería literatura lo que escriben mis alumnos en sus cuadernos borradores. Seguro que todo texto literario no tiene el mismo estatuto. Eso no lo discute nadie. Que un ensayo que pueda producir yo, no es lo mismo que un ensayo escrito por Borges. Pero esta definición de literatura, es decir, la literatura no puede definirse, porque esa es la definición, te permite precisamente hacer ingresar a esta cuestión marginal, a lo otro, que no siempre se toma en cuenta. Ahora bien, eso es lo que se dice en teoría, porque en la práctica, como vemos, es otra cosa distinta. Incluso en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, que tiene la cátedra seminario de literatura patagónica, pasa que ingresan determinados autores, otros no. Y es para analizar la cuestión del canon a la hora de definir literatura, es fundamental. Porque quedan afuera muchos, y repito, me parece que es un gesto ideológico decir ‘quiero leer y opinar sobre este autor, aunque no esté considerado dentro de este canon’, que es lo que pasa ahora, siendo alumna y profesora de la UNPA, optando por leer este tipo de literatura regional y no la otra.

LOA: Con respecto a tus pares que terminaron o están concluyendo la carrera, ¿pensás que realmente entienden lo que vos estás haciendo hoy?

PV: No, no lo entienden. De hecho, yo trabajo en dos escuelas de nivel medio, doy literatura patagónica como parte del programa de segundo año, que es Literatura Argentina, y soy la única en el colegio. No me lo prohíben, pero tampoco me acompañan. He tenido algún que otro problema, no con directivos, sino con algunos alumnos o supervisores que me han cuestionado “¿por qué enseñás esto si no está en el programa oficial?”. No lo entienden, no entienden la necesidad, lo enriquecedor que es trabajar sobre un corpus literario sobre lo cual no está todo dicho y ver qué opinan los alumnos, que son los lectores más desprejuiciados, que no tienen la cabeza formateada respecto de lo que dijo tal o cual eminencia. Los pibes leen y te dicen, esto es cualquiera, esto me gusta y esto no me gusta.

LOA: Se me vienen a la mente poesías de Jorge Curinao, que tranquilamente pueden funcionar…

PV: Es interesante lo que me ha pasado con las poesías de Jorge, que pasa exactamente eso. Escribí en el pizarrón una que se llama Nacimiento, “entrar al mundo / por la puerta más pequeña: / cuestión de todas las noches”. Escribo los versos y les pregunto a los chicos de qué se trata, y responden: “Sí, habla del nacimiento”. Y les digo: “¿Por qué?, si no se nace todos los días”. Entonces empiezan a pensar, analizan y cuando caen con alguna interpretación, te dicen: “No, no. Es un capo”. Cuando el chico hace ese clic, lo compartimos todos los profesores esto, te sentís en el cielo. Se da cuenta el joven que hay alguien que con pocas palabras puede darte un mundo de significaciones. Y eso no lo puede hacer cualquiera; de hecho, de la poesía local, he trabajado con Jorge, también con Maritza, más allá de que es mi amiga. Sin embargo, no les llega. Hay mucho trabajo que se hace con el lenguaje que se vuelve un obstáculo para los chicos.

LOA: Cuando empezaste a meterte en este ámbito, ¿consultabas con alguien más o eras vos y nadie más que vos?

PV: Pude consultar con gente. Empecé a tener charlas con Maritza. Conocer a Roberto Petroff en ese sentido fue iluminador, en cuanto que me puso en contacto con un montón de obras que desconocía a nivel crítica. Estaba bastante sola, además nunca fui formada con ese propósito en la carrera. En septiembre del año pasado conocí a Claudia Sastre, ella es crítica y vive en San Julián. Empecé a leer su producción, la conocí y dije: “Esta mujer es la que me tiene que apuntar y formar”. De hecho, nunca se lo dije muy explícitamente, pero un poco que me puse en sus manos para que me formara. Y ella lo hizo con total generosidad. Además, con una predisposición increíble, de mostrarme lo que se escribía, de ponerme en contacto con otras escrituras críticas, como la de Luciana Mellado, últimamente con Elpidio Islas. Digamos que siempre ha compartido su saber. Ella si ha sido formada para la crítica, no se recibió de profesora, le faltaron alunas materias, pero nuevamente se da esta cuestión de un poeta que no se recibe de profesor. Conocerla a ella me significó empezar a ver que podíamos formar un grupito y podía aprender mucho de ella…

LA BIBLIOTECA PATAGONICA

LOA:… Y así va surgiendo de a poco la denominada Biblioteca Patagónica, un blog en donde Claudia Sastre se propone incorporar información de autores de la región, con la colaboración de quien quiera ser parte de una especie de catálogo de autores patagónicos, con información, textos y hasta algunas fotografías.

LOA: ¿Cómo surge ese proyecto?, si es que podés contarnos algo del trabajo de Sastre.

PV: Conocí a Claudia cuando recién la estaba armando. A partir del blog de Sebastián Tresguerres (Cristopo) y su rotunda negación respecto de la literatura patagónica. “No existe la literatura patagónica”, dijo él. “Sí existe”, le retrucó Claudia y agregó: “Yo te lo voy a demostrar”. Y fue entonces que se le ocurrió el tema de la biblioteca, empezó a recopilar obras, autores y biografías.

LOA: ¿Cómo dirías que es observada la literatura en esta región?

PV: Me parece que hay varios focos. Uno a nivel nacional, y otro regional. A nivel nacional, está invisibilizada por completo, y prueba de eso es que las antologías que se producen fuera de la región, en Buenos Aires, Santa Fe o Córdoba, para incluir escritores patagónicos, buscan los autores de catálogo de la SADE, sin tener idea de la vigencia que pueda tener la SADE como institución. Es decir, siguen incluyendo los mismos autores que incluye por ejemplo gente de la UNPA.
En la universidad, que se pretende abierta, nunca nadie lo dijo explícitamente, pero es bastante claro que en Santa Cruz no hay buenos autores. Hace unas semanas, unos profesores hablaban de que los escritores regionales quieren que escribamos sobre ellos, pero cuando escribimos se enojan. Igual mucho tiene que ver con algo de que no está conformado el campo literario santacruceño. La universidad se pretende abierta, pero es conservadora. Por otro lado, en los poetas, que podrían híper subdividirse, se observa como dos características muy específicas, por un lado, un sector con una visión tradicionalista y que no ve la necesidad de hacer difusión. Y otra corriente, más nueva, cuyos autores consideran que la literatura patagónica es una literatura conectada con cualquier otra nacional o universal y que por lo tanto, no puede no hablar de conflictos humanos en nuestra región, como el desempleo, la desesperanza. Y que al mismo tiempo, busca definir ese tinte propio literario psicologista patagónico distinto del de Capital Federal. Y estaría faltando el tercer foco, el lector no especializado, que debería ir a comprar un libro, o conocer lo que se escribe, que no está, porque no se crea la necesidad de la búsqueda de este tipo de literatura.

LOA: ¿Podrías mencionar algunos autores santacruceños que te gusten o veas con proyección?

PV: Primero que nada, Jorge Curinao me parece que lejos tiene muchas posibilidades, porque además que tiene una literatura que llega, no se cómo, pero llega a quien lo lee. También la poesía de Kusanovic, que llega por ahí a otras esferas más profesionalizadas de la literatura, que también tiene un impacto muy fuerte y te lo digo porque he visto la cantidad de congresos en donde se toman textos de ella para trabajar, y es realmente buena… (Patricia piensa un instante, recordando autores regionales). Norma Donoso, por ejemplo, me parece muy buena, no es la poesía que me encanta, pero me parece buena básicamente leyendo. La leo y no me despierta demasiado, pero escucharla está bueno, tiene musicalidad y cadencia, que no la encontré en otros poetas. Me parece que a Sebastián Tresguerres no puedo soslayarlo, porque sin estar en la Patagonia, escribe sobre ella y está muy atento respecto a lo que pasa. No me gusta como poeta, pero sí me interesa como narrador que reflexiona sobre su propia narración. Cecilia Maldini me parece que está haciendo un trabajo interesante también, en el sentido que se va superando de un libro a otro, aunque no es de mis favoritas, pero sí rescato eso.

UN ENSAYO, UN PROYECTO

LOA: Cada día más interiorizada sobre lo que pasa en la literatura local, ¿evaluaste la posibilidad de realizar algún ensayo o publicar sobre el tema?

PV: Me gustaría escribir un ensayo que permita que la mayor parte de la gente que lo lea no esté de acuerdo y entonces lo diga, para a partir de esa dialéctica, poder empezar a construir un perfil de lo que podría llegar a ser, ojalá, un aparato crítico de la literatura santacruceña y patagónica en general, que me parece que hace falta, a los escritores sobre todo.

LOA: La palabra “aparato crítico” suena…

PV: Pretenciosa…

LOA: Sí, por un lado, y por otro un tanto opresiva...

PV: Sí. La academia es normativa y la crítica tiene que construir desde el disenso.

LOA: ¿Te pasó que alguno se haya enojado por tus críticas o comentarios?

PV: No me han hecho críticas muy tajantes, pero lo cierto es que no he sido muy crítica tampoco.

SUREARTE, “EL GRUPETE”

LOA: Patricia Vega también es integrante del grupo Surearte, creado al finalizar el año pasado y que durante la última Feria del Libro presentó un stand con diverso material (libros, fotos, dibujos).
Se trata de un “grupete” de jóvenes y adultos que decidieron juntarse para realizar algo desde varios frentes artísticos, aunque se trata de un espacio que recién está construyéndose y que habrá que enriquecerlo con ideas e inteligencia.

PV: “Hace un año atrás no hubiera sido parte de un proyecto como Surearte. Hace un año realmente no me interesaba por estas cosas, sin embargo, empezaron a darse varias y seguidas.
Surearte comenzó siendo una charla a la tarde en la ría con Roberto Mario Petroff, a quien yo escuchaba. Hablaba del proyecto y yo le decía “sí, sí”. Por dentro pensaba “nunca vas a encontrar gente para hacer esto”. Pero fue pasando el tiempo, las cosas se fueron dando como encadenadas y armamos un grupo lindo, que está dando sus primeros pasos, que ha atravesado sus tropezones, pero que sigue y que se junta todas las semanas. A veces nos juntamos para pasar el rato, mirar una película o charlar. Somos fundamentalmente un grupo de amigos que los jueves se pone un poco más serio, dentro de lo posible, para gestionar cosas.

LOA: ¿Por qué creés que surgen este tipo de experiencias como Surearte en una ciudad como la nuestra?

PV: Yo creo que es un síntoma de época, como se ha dado cualquier movimiento prácticamente en la literatura o el arte en general. De repente, la necesidad está por mucho tiempo, pero confluyen en un tiempo y en un mismo espacio, o distintos, personas que tienen las mismas necesidades que tenían mis viejos, abuelos o bisabuelos. Pero las cosas se dan y empezamos a hacer algo al respecto. Lo único que queremos lograr, como cuestión medular, es que haya continuidad. Más allá de lo que hagamos, que le ponemos voluntad, la idea es que no quede como un intento aislado más, porque los hubo antes y ojalá los haya, pero queremos que comiencen a vertebrarse, para que con el tiempo se haga una política cultural en la provincia.

LOA: Hablabas de un espacio que se pretende underground, pero que sin embargo participa de una actividad establecida, como lo es la Feria del Libro.

PV: Nos llevó una discusión eso, que también es lo bueno.

LOA: No deja de ser un espacio importante…

PV: Porque ya está, es un espacio institucionalizado y la actitud del grupo no pretende ser iconoclasta. No nos interesa negar lo que existe.

LOA: El caso es que la decisión, aunque reñida, derivó en que el grupo acepte participar en la Feria del Libro. En Surearte participa gente que ha estado en otras ferias y ha cuestionado la manera en que desde el Estado se trabaja con la cultura. Hubo que limar ciertas asperezas, hasta que finalmente optaron por participar y presentarse “en sociedad”.

SÁBADO








viernes, 10 de julio de 2009

DIÁLOGOS

- Y cuando yo muera también seré querido.

- Ya lo creo. Los difuntos queman el silencio, el sentido de las cosas.

- Mi muerte estará allí abajo, junto a los condenados. A los inocentes.

- Nadie te obliga a mirarlos. Todos nos hieren con palabras filosas.

- Sucede que de tanto insistir me doy lástima. Mi temor es grande y aún no comprende tanta ausencia creciendo al borde de la noche.

- Te hieres porque estás ausente. No por tus ausentes.

- Yo quiero ser otro. No puedo más llorar. Mi sol siempre estará triste.

- Has vuelto a fracasar. No puedes escribir desde la tumba. Pues las tumbas fueron inventadas para el canto.

- ¿Y cómo sabes eso? Nadie sabe de mi dolor.

- Tu dolor, no. Pero ¿qué hay de tu miedo y de tus noches estranguladas?

- Es cierto. Abandoné mi cuerpo y ya no quiero regresar al sepulcro. Por más que lo intente, el dolor siempre irá adelante.

- Deberás aprender a quedarte solo, a comprender el vuelo de los pájaros. El poema te servirá de consuelo.

jueves, 9 de julio de 2009

No pienso escribirle a la nieve
ni al divino furor de sus piernas

(me derrito y me hago lluvia).

martes, 7 de julio de 2009

¿Sabrá mi vida las razones por las que muero?

lunes, 6 de julio de 2009

No es ausencia el silencio
sino rostros que evitan venir
pues el miedo mi angustia es indecible.

domingo, 5 de julio de 2009

Nacido de mi antigua enfermedad
el poema abre el sentido del sin sentido.

Me habito.

sábado, 4 de julio de 2009

No sabía la muñeca que la primera forma de morir es ser olvidada.

viernes, 3 de julio de 2009

Hay que aplastar el fuego para que no entre la dama oculta. ¿Dónde quedó la mano que acariciaba? ¿dónde los ojos? ¿dónde las puertas? ¿dónde el hijo que nunca existió?. Todo se ha vuelto ajeno. Hasta la lluvia roja de los laberintos se confunde. Malditos espejos.

jueves, 2 de julio de 2009

A través del sueño
la noche mendiga sus frutos.

miércoles, 1 de julio de 2009

Piedra
papel
tijera

y el tiempo que pesa como promesas enemigas.